HISTORIA DE LANZAROTE
Los primeros habitantes de Lanzarote de los que se tiene constancia son los majos, un pueblo de origen bereber que habitó la isla desde hace más de dos mil años hasta la llegada de los conquistadores españoles.
Los fenicios y los romanos conocieron de su existencia y, más tarde, en la Edad Media, algunos navegantes llegaron hasta ella. Uno de ellos, Lanceloto Malocello, fue el que le dio su actual nombre a principios del siglo XIV.
A partir de ese momento la población aborigen comenzó a mermar debido a las expediciones que buscaban esclavos.
Un siglo más tarde, los normandos Jean IV de Béthencourt y Gadifer de la Salle, conquistaron Lanzarote, utilizando la violencia para doblegar a los majos. Tiempo después, Béthencourt, que posee el Señorío de Lanzarote, se lo cede a un pariente, dado que la isla no tiene apenas interés.
Durante los siguientes siglos, hasta el XIX, Lanzarote es gobernada por un sistema feudal.
Uno de los episodios más renombrados en la historia de Lanzarote es la erupción del Timanfaya en el siglo XVIII. Concretamente sucedió el 1 de septiembre de 1730, cuando el volcán entró en erupción de manera muy violenta y se mantuvo en actividad durante seis años. Una gran parte de la isla quedó destruida y cubierta de lava.
En el año 1824 hubo un nuevo período de actividad volcánica.
La destrucción de gran parte de la tierra fertil produjo grandes hambrunas e hizo que los conejeros tuvieran que idear nuevas formas de cultivar para sobrevivir. Fue así como se comenzó el cultivo sobre cenizas, tan característico de la isla.
A partir del siglo XIX se introduce en Lanzarote la producción de cochinilla, un insecto que se cría en los cáctus y que sirve de colorante textil. Comienza un período de esplendor en el que cobra un papel importante el Puerto de Arrecife. La ciudad se convierte en capital de la isla, desplazando así a Teguise.
En los años 60 del siglo XX, se instala en la isla César Manrique, que regresaba de su estancia en Estados Unidos. Manrique se convertiría, desde ese momento, en el principal impulsor del turismo sostenible, aprovechando y potenciando las especiales características de Lanzarote. Desde ese momento y hasta la actualidad, la isla tiene en el turismo su principal motor económico.